Revisando el Consejo
de Ministros del pasado viernes 10 de abril, consigo que la Ministra Báñez (Empleo
y Seguridad Social) presentó un informe sobre los resultados de la Ley 14/2013
de Apoyo a los Emprendedores, resaltando que España ha recaudado casi 700
millones de euros y ha otorgado un poco más de 3100 visados y autorizaciones de
residencia. El mismo informe recoge algunas recomendaciones para agilizar los
procesos, por una parte, pero por otra, poner parámetros claros para la
valoración de los proyectos de empresas (artículo 70 de la Ley).
Estemos claros. Lo
cierto es que no existe un baremo real para categorizar un bussiness plan como
bueno o malo, a ojos del gobierno español, salvo que genere empleos, como lo
dice el mismo artículo 70.
Pero no es menos
cierto que “se ha recomendado” no es lo mismo que “entrará en vigencia”, lo que
me lleva entonces a pensar si verdaderamente en esta legislatura puede producirse
alguna reforma migratoria.
Veamos qué más está
en el asador.
El proyecto de ley
para otorgar la nacionalidad española a los sefardíes ha continuado su trámite
parlamentario, se encuentra actualmente en el Senado (http://www.senado.es/legis10/publicaciones/pdf/senado/bocg/BOCG_D_10_498_3365.PDF),
y mañana 15 de abril vence el plazo para presentar enmiendas: esto sí que va a
ser una reforma, pero sobre todo por la letra chiquita.
Los sefardíes originarios
de España tendrán un procedimiento administrativo muy especial y
particularmente exigente para la concesión de su carta de naturaleza, pero
además en las Disposiciones Finales (esas que no se suelen leer) incluye una
reforma de la Ley de Derechos Sociales de los discapacitados, al prohibir la
discriminación de los mismos a la hora de solicitar su nacionalidad, así como
la puesta a disposición de apoyos y ajustes especiales.
Por supuesto, a
esta Ley aún le falta tiempo para ser promulgada, pero se van viendo ya las
intenciones.
Así que ¿reformas
reales? No las veo aún. Es verdad que un proyecto de ley tiene más certeza
futura que unas recomendaciones ministeriales, que requerirían igualmente un
trámite legislativo para su puesta en marcha.
Pero también es
verdad que los vientos que soplan apuntan a la pérdida de la mayoría absoluta
de los populares en las Cortes Generales, así que si ellos tienen la voluntad
de sacar adelante una reforma legislativa, pues tienen que darse prisa.
Cualquier cosa que
ocurra después de las próximas elecciones generales entra ya en el territorio
de las conjeturas, de lo desconocido, y es aún muy temprano para sacar la bola
de cristal.
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